01 marzo 2020

Se acabo el verano

Hoy es el último domingo de vacaciones de verano. Este pasado miércoles 26 de febrero, se cumplieron tres años desde que mi amado hijo pequeño, Vicente, decidiera dejar su vida y llevarse pedacitos de la nuestra. Un domingo, el último domingo del verano, antes de volver a clases, antes de comenzar tercero medio. Desde ese día desgarrador yo solo sueño que me vuelva a despertar como solía hacer, medio en susurro, llamándome mamá, para no despertar a los demás, tal cómo está haciendo en esta foto que encontré hace unos días.
Ya no logro dormir, vivo en desvelo, llena de pensamientos que me invaden, ideas oscuras, recuerdos lindos, recuerdos imperfectos, lo que hice, lo que no hice. Ya nada de lo que fue lo que yo llamaba mi vida podrá volver a ser y no sé que es lo que soy ahora, me siento incompleta. 
He vuelto a tener ideas de futuro, es cierto, me invento proyectos, emprendo nuevos desafíos, me rio, no todo es amargo, pero es esa sensación interna,  de saberse, de sentirse incompleta, y la imposibilidad de completarse, y el esfuerzo de espiritualizar las ideas, y la gran dificultad de sostener esos pensamientos eternos, donde volvemos a unirnos.